miércoles, 1 de julio de 2020

JM Gabriel y Galán - CABRERA

CABRERA
Donde Dios nos dé un campo deleitoso
levantamos los hombres una ermita,
que así como el Edén es delicioso
porque el Señor lo habita
el campo es más hermoso
cuando el Dios que lo hizo lo visita.
Dios quiso un día derramar verdura
sobre los campos de Cabrera amenos,
y aquella casta de la sangre pura,
la rica casta de los hombres buenos,
aquellos que la vida atravesaron
con paso de viajero que no yerra,
una ermita en Cabrera levantaron,
y vivieron con Dios sobre la tierra.
Era la raza cuya muerte lloro
cuando con Dios para llorar me encierro,
almas de acero, corazones de oro,
pechos de cera y miel, brazos de hierro.
Hijos de Dios y para Dios criados,
conocieron a Dios; fueron piadosos;
pidieron solo pan; fueron honrados;
el mundo no los vio; fueron dichosos.
Con Dios vivir supieron,
y en Dios al fin morir. ¡Cuán sabios fueron!
Eran los campos su vivienda hermosa;
los del hogar, sus pensamientos fijos;
su eterno amor, la esposa;
su eterno afán, los hijos;
su instrumento, el arado;
el bien querer, su natural deseo;
y el bien obrar, su natural estado,
y el Cristo de la ermita de Cabrera,
su rey, su amor, su providencia era.
La mano tosca y dura
del anónimo artista
que labrara la bárbara escultura
supo infundir en ella,
con sublime inconsciencia de vidente,
las grandezas insólitas de aquella
fe gigantesca de la vieja gente.
Era el sagrado leño
la visión infantil, místico sueño,
mayestático símbolo imponente
de la robusta concepción cristiana
del alma ruda y sana
que a Cristo-Dios en la conciencia siente.
¡Nuestro Cristo es aquél! Nos lo legaron
los rudos patriarcas
que vivieron con Él y a Él consagraron
las nativas y fértiles comarcas.
¡Nuestro Cristo es aquél! Éramos niños
y los maternos labios rumorosos
que cantando difunden los cariños
y besando los sellan amorosos,
nos cantaban con música de gloria
y habla de oro que la suya era,
la de prodigios peregrina historia
del Cristo de la ermita de Cabrera.
¡Nuestro Cristo es aquel! ¿Qué hermano mío
en mi Patria nació que no haya amado,
si Dios para el amor los ha criado
y siempre al bien su voluntad dispuesta
hace nacer a la mujer honesta
en la tierra feliz del hombre honrado?
¿Y quién que tuvo amores
en al tierra feliz de mis mayores
del idilio amoroso no escribía
la página primera
en aquella famosa romería
del Cristo de la ermita de Cabrera?
¡Nuestro Cristo es aquel!

Postales: ermita santo cristo de cabrera.- salamanca.- ed. gf. .- año 1973 - Foto 1 - 18353935